La elección de un buen calzado es un aspecto clave para practicar el senderismo en las mejores condiciones.
Requisitos que debe cumplir el calzado de senderismo
Cuando andamos por la naturaleza o la montaña, es fácil recibir o dar golpes a piedras, raíces, etc. Por eso, el calzado debe llevar una puntera reforzada que proteja nuestros dedos, una talonera que proteja la parte trasera del pie, y protecciones laterales y de empeine. La suela también cumple una función protectora; una suela muy blanda nos hará sufrir en zonas duras, con piedras, aristas, etc. Es la diferencia entre tener dolores y molestias y no tenerlos.
La protección que necesitamos no sólo incluye al pie sino también al tobillo.
La suela es lo que nos une al terreno, lo que nos permite avanzar por terrenos complicados. Tiene que funcionar en terreno seco, mojado, compacto, suelto, nieve, barro, etc. El compuesto con el que están fabricadas y su diseño son fundamentales.
El diseño de los tacos ha de ser multidireccional de forma que nos permita subir eficazmente, caminar por media ladera, o frenar en el descenso con confianza sin patinar.
Una de las mejores, en la que confían la mayor parte de las marcas punteras es la suela Vibram.
Estas protecciones también sirven para sujetar el pie manteniéndolo firme en su sitio. Algo muy necesario, por ejemplo, cruzando una media ladera. Nada más peligroso para nuestra integridad que un desequilibrio en montaña.
Son dos parámetros relacionados y contrapuestos, que suelen estar muy condicionados por el tipo de suela que elijamos. La dureza nos proporcionará más protección y la flexibilidad nos proporcionará comodidad al caminar, mayor adaptación al terreno y tracción en cada paso. El calzado de senderismo ha de ser flexible en la zona de unión entre metatarso y dedos y en la zona de la caña para permitir movimiento al tobillo.
Una bota muy dura y resistente, suele ser menos flexible que una más blanda.
- Transpirabilidad/Impermeabilidad
Por un lado, necesitamos ir cómodos, secos y evitar sobrecalentamientos; para eso necesitamos que el calzado transpire. Por otro, al aire libre, necesitamos ir protegidos contra la lluvia o la nieve, el barro, los charcos, ríos que cruzar, prados que están húmedos por la mañana…
Las botas duras y resistentes, transpiran poco debido a la acumulación de materiales.
Es consecuencia de todo lo anterior. Un calzado que agarre en todas las situaciones, que nos proteja de golpes, de roces, de la orografía, de las inclemencias meteorológicas, que nos permite cargar una mochila con peso, nos hará ir seguros en un terreno complejo como la montaña y la naturaleza.
Es importante no sólo porque nos permitirá disfrutar del senderismo sino también porque un calzado que nos haga daño, o incluso rozaduras y ampollas, nos hará pisar de forma insegura, aumentando las posibilidades de accidente.
No obstante, la seguridad prima sobre la comodidad, Probablemente vayamos más cómodos con sandalias o zapatillas que con botas o con un calzado más blando que uno más rígido, pero cada situación requiere un tipo de calzado.
Se trata de que, una vez elegido el tipo de calzado, busquemos el modelo que, con las prestaciones requeridas, nos haga sentir más cómodos.
Tipos de calzado
Existe una amplia variedad de calzado y su elección dependerá de nuestras necesidades y gustos y de lo que nos queramos gastar.
Materiales:
- Calzado sin membrana: Son muy transpirables pero no son impermeables.
- Calzado con membrana: Por ejemplo, el Gore-Tex®. Soluciona en parte el problema Transpirabilidad/ Impermeabilidad, ya que permite al pie transpirar, a la vez que es impermeable. Pero hay que tener en cuenta que, a pesar de ser transpirable, no lo es tanto como un calzado sin membrana.
- Calzado de piel: Es bastante pesado y no demasiado transpirable. Lo hay con y sin membrana.
Clases:
- Sandalias: No son recomendables para caminar por monte, pero con una robusta suela de senderismo son fresquitas y ligeras y pueden usarse en verano para caminar por caminos de tierra y senderos sin piedras ni vegetación. Eso sí, de vez en cuando hay que parar para sacarse alguna piedrecita. Sí son muy recomendables como calzado de descanso después de la ruta.
- Zapatillas de senderismo: Se caracterizan por su ligereza y flexibilidad y al no tener caña transpiran mejor. Su defecto es que no aportan tanta sujeción como las botas y no protegen el tobillo. A pesar de ello, pueden resultar ideales para rutas de un día y en las que no vayamos a cargar demasiado peso en la mochila.
- Botas de caña media: Calzado igualmente ligero y flexible, pero que aporta algo más de sujeción en el tobillo. Especialmente indicadas para personas con problemas en los tobillos o que pesan bastante pero que no quieren renunciar a la ligereza.
- Botas de caña alta: Son el calzado de senderismo por antonomasia. Las botas son la mejor elección para rutas de varios días, más exigentes, en las que carguemos con mochilas más pesadas porque es necesario transportar más equipo y, también, para personas que renuncian a la ligereza en pos de una gran sujeción de los tobillos y una buena estabilidad de sus articulaciones.
- Botas de alpinismo: Indicadas para casos muy específicos, como aproximaciones a altas cumbres o terrenos realmente complicados con presencia de hielo y nieve (son ideales para acoplarles raquetas o crampones). No deberían ser nuestra elección para rutas sencillas estándar, en las que resultarán excesivamente rígidas y pesadas.
La elección
- Dentro de los diversos tipos, la elección dependerá del tipo de terreno por el que vayamos a caminar, de la climatología y de los gustos.
- Independientemente del calzado que elijamos, es especialmente importante la suela, que debe adaptarse bien a terrenos mixtos y sueltos, de forma que resulte un calzado versátil.
- Si habitualmente transitamos por zonas cálidas, poco húmedas, por sendas y zonas con poca dificultad, podemos elegir modelos con menor resistencia y sin membrana.
- En los demás casos, la seguridad y la protección, van siempre por delante de otros factores.
Los calcetines
Tan importante como la elección del calzado es la elección de unos calcetines adecuados. Unos calcetines resistentes, sin costuras (costuras planas), que ajusten perfectamente y no hagan arrugas, transpirables, con refuerzos en la puntera y el talón y con una capacidad de retención térmica acorde a la época del año en que los vayamos a emplear son imprescindibles, si queremos sacar el máximo partido a nuestro calzado de senderismo y proteger convenientemente nuestros pies.
- Calcetines tobilleros: Ideales para usar junto a unas zapatillas de senderismo de caña baja, en época estival y en terrenos en los que no sea previsible la existencia de maleza, arbustos u otros elementos que puedan ocasionar arañazos y lesiones en los tobillos.
- Calcetines de media caña: Estos resultarán más apropiados para usar con botas de media caña e incluso botas de caña alta. Además nos proporcionarán una protección extra de los tobillos, evitando rozaduras de la maleza si, por ejemplo, pensamos usar un pantalón corto.
- Calcetines de caña alta: Estos calcetines te aportarán una protección extra, tanto térmica como frente a rozaduras. Resultan ideales en rutas que transitan por lugares en que abunda la maleza, monte cerrado o campo a través. Además son la mejor opción en invierno si queremos mantener un alto confort.
La compra
- Al comprar el calzado de senderismo hay que pedir una talla más que la que solemos calzar habitualmente.
- Cuando te pruebas unas botas duras en la tienda es muy complicado saber con certeza si son tu talla óptima. Tan malo es que te quede grande como justo. Si es demasiado grande restará estabilidad y se moverá provocando rozaduras en tus pies, por otro lado debes tener espacio suficiente para que en las bajadas tu pie pueda desplazarse un poco hacia la punta sin tocarla con tus dedos.
- Deben probarse con los calcetines adecuados y no un pie sólo sino el par completo, caminando a ser posible en una superficie algo inclinada y no llana, para comprobar que se adapta perfectamente a nuestros pies sin que éstos se desplacen dentro del calzado o por el contrario queden muy justos dentro de él y ello pueda ocasionarnos molestias y rozaduras.
- Procura siempre tener una buena holgura para los dedos (mínimo 1 cm entre los dedos y punta de la bota) y una buena sujeción del talón. Para comprobarlo, desátalo y desplaza tu pie todo lo posible hacia delante. Una vez hecho esto, comprueba que te sobra un dedo holgadito en la parte trasera.
Uso
- No estrenes calzado para hacer una ruta y menos si es larga o de varias etapas consecutivas.
- Jamás deben usarse calcetines normales, con costuras, sólo conseguiremos roces, ampollas e incomodidad.
- Si se utilizan calcetines con costuras, ponerlos del revés, con la costura por fuera, para evitar rozaduras.
- A la hora de atar los cordones, procura encontrar el nivel adecuado; el pie debe estar firmemente ajustado dentro de la bota, pero sin una presión demasiado fuerte.
- Si es posible, lleva calzado de descanso y mantenlo seco para cambiarte al finalizar la ruta. Puedes dejarlo en el autobús.
Mantenimiento
Antes de cada uso
Comprobar que el forro Gore-Tex® esté libre de restos de suciedad. Se recomienda sacudir o cepillar el interior, ya que las pequeñas piedras, etc. pueden dañar el forro, perjudicando la impermeabilidad.
Secado
Quitar la plantilla, introducir hojas de periódico que absorban la humedad y dejar secar el calzado de forma natural, sin exponerlo directamente a ninguna fuente de calor como secador de pelo, fuego, radiador, al sol, etc. pues podemos deformarlo además de que es perjudicial para las pieles deshidratándolas y acartonándolas, pudiendo llegar a agrietarse en las zonas de flexión.
Limpieza
Una vez que se haya evaporado toda la humedad, cepillar la suciedad de todos los materiales, sin olvidar la suela y el interior de la bota.
Si la bota ha estado expuesta a suciedad extrema, excrementos de animales o a otras sustancias que puedan perjudicar los materiales, lavarla con un con un paño con agua tibia limpia y/o ligeramente jabonosa, quitando antes la plantilla y los cordones si es necesario. Es necesario volver a aplicar productos impermeabilizantes después de cada lavado.
Por razones de higiene puede ser aconsejable lavar ocasionalmente el interior de la bota y el forro Gore-Tex®. Quitar la plantilla (lavable) y lava con un cepillo bajo un chorro de agua tibia (nunca usar jabón, detergentes o similar).
Nunca lavar en lavadora.
Una vez secas, guardar las botas en un lugar seco y ventilado.
Impermeabilización y mantenimiento de la piel
Si el calzado es de piel, es necesario aplicarle periódicamente crema nutritiva para pieles para evitar que se seque y se cuartee.
Para mantener la impermeabilidad de la membrana de Gore-Tex®, es necesario aplicar periódicamente (y siempre después de cada lavado de la bota) productos impermeabilizantes.
Aplicar periódicamente vaselina a los ganchos metálicos como protección contra la corrosión.
La utilización de otros productos, sobre todo aquellos basados en grasas, aceites o silicona, pueden impermeabilizar, pero taponan los poros de las pieles que permiten la transpiración del pie.